Oceáno primigenio de luz y de sombra. Aguas oscuras de donde todo emana y a donde todo retorna, principio y fin del ciclo eternamente repetido, manantial infinito de sueños y pasiones, de deseos y placeres, fuente maravillosa de potencias y posibilidades que sólo la vuelta a la vida hace realidad...
Era una mañana triste, y lluviosa, y parecía que no quería amanecer.
En la calle, con la cara fría oculta por el cuello de mi abrigo, me cruzaba con gentes grises y sombrías, que caminaban ensimismadas, mirando al suelo, aisladas en sus propios pensamientos.
Y de pronto, al cruzar un parquecillo, allí estaba: de lo profundo de un seto, surgía alegre y aflautado el canto optimista de un mirlo que valientemente desafiaba a las gotas de lluvia helada.
Un hermoso regalo, promesa invernal de una pronta primavera.
Ayer por la tarde brillaba esa luz dorada de las tardes de invierno madrileñas. Esa luz que tanto te gusta, y que dices que no encuentras en ningún otro lugar.
Y el aire me envolvía frío y seco. Ese frío de los inviernos de Madrid, que tu dices que no se parece al frío de ninguna otra ciudad y que es tan distinto del aquel otro, cargado con olor a mar, que me llena los pulmones en mi brumoso norte.
Y mientras caminaba sola por las viejas calles del centro, comenzó a sonar este tema de Norah Jones en mi mp3.
Sus notas se deslizaron dentro de mis pensamientos, acompañando mis pasos mientras pasaba bajo las ramas desnudas de los plátanos y los balcones de las corralas.
La ciudad se transformó en el escenario de una película y paladeé con gusto el sabor agridulce de tu ausencia.
Encontré tu regalo de cumpleaños y, en vez de quedar con Bea, como había pensado, decidí regresar a casa para prepararte a solas la sorpresa, bañada de melancolía y de felicidad. Bañada de tu recuerdo y de tu deseo.
Bañada de ti y de la luz dorada de Madrid que tanto te gusta.
Esperando el reencuentro que es tanto más sabroso cuanto más larga ha sido la separació, igual que al invierno más duro sigue la primavera más hermosa.
Feliz cumpleaños. Aunque más corta de lo esperado, al final tuviste tu fiestecilla.
Encontré este video en la página de facebook del progarma de radio 3 Cuando los elefantes sueñan con la música, y me gustó mucho... así que ahí va:
Esta noche es muy especial... para mí lo sigue siendo, aunque ya no sea una niña. Es una noche para sorprender y sorprenderse, para compartir... ¡que os traigan muchas cosas los Reyes!
Al dar la media noche, el tiempo se congela, el danzarín cósmico se detiene... sólo un instante... Y una vez más, todo vuelve a sus orígenes para dar comienzo de nuevo desde el principio.
Nacimiento y renacimiento, el ciclo eterno de la vida y de la muerte... el momento de hacer realidad los sueños no cumplidos y de alumbrar otros nuevos...