Diosa del otoño que desde tu atalaya pintas de ocre los paisajes.
Tú traes las primeras lluvias, las nieblas, el frío y el olor del campo mojado. Las luces doradas de tus días soleados, y las sombras cortantes y negras de tus tardes. Los primeros silencios de los bosques solitarios donde los últimos trinos de los pájaros se escuchan con timidez entre las hojas, y atesoras en la vulva roja de tus frutos la reencarnación de la primavera.
Tú traes las primeras lluvias, las nieblas, el frío y el olor del campo mojado. Las luces doradas de tus días soleados, y las sombras cortantes y negras de tus tardes. Los primeros silencios de los bosques solitarios donde los últimos trinos de los pájaros se escuchan con timidez entre las hojas, y atesoras en la vulva roja de tus frutos la reencarnación de la primavera.